¿Cuándo es ocio y cuándo terapia?
McClosky (1985, citado en Davis, 2000, 141) sostiene que “la música es terapéuticamente eficaz porque es la más social de todas las artes, y son precisamente estos aspectos sociales de la vida los que están afectados por la enfermedad mental y el envejecimiento”. Por tanto, la música puede ser un elemento de ayuda para las personas mayores, y la implementación de programas adecuados de musicoterapia puede reportar beneficios importantes en la estimulación sensorial y cognitiva, socialización, expresión y aumento de la calidad de vida (Davis, 2000).
Diferentes estudios realizados en éste campo (Brottons-Picket-Cooper, 1994; Clair, 1996; Hanson, Gfeller, Woodworth, Swanson y Garland, 1996; Jonas, 1991) han demostrando que las personas mayores, pese a sus limitaciones físicas y cognitivas, son capaces de desarrollar diferentes habilidades musicales. La música se convierte en un elemento motivacional para las personas mayores que hace que muestren interés por el desarrollo social y de interacción con los demás participando de manera activa en diferentes actividades como cantar, tocar instrumentos, crear canciones, bailar, crear coreografías, etc. Del mismo modo se ha comprobado que pese a la edad siguen mostrando preferencias por diferentes tipos de música.
Las intervenciones musicoterapéuticas en el campo de la geriatría pueden estar enfocadas desde dos puntos de vista:
- Musicoterapia como actividad de ocio.
- Musicoterapia como una intervención terapéutica.
A) Musicoterapia como actividad de ocio:
Hace referencia al uso de la música con fines recreativos ya que no se interviene a partir de unos objetivos terapéuticos individuales previamente establecidos, sino que las actividades musicales que se desarrollan suelen estar dirigidas a un grupo grande (aproximadamente más de 8 personas) que tienen como fin último el de utilizar las actividades musicales como disfrute personal. Este tipo de intervenciones están encaminadas a potenciar el envejecimiento activo incidiendo en una mejora de la calidad de vida.
Entre los objetivos socio-emocionales que en éste tipo de intervenciones se trabaja podemos destacar:
- Estimular la propia identidad y autoestima, a partir de momentos en los que se sientan protagonistas durante las sesiones de musicoterapia de ocio.
- Participar en experiencias de identidad grupal
- Potenciar el sentimiento de pertenencia al grupo.
- Favorecer la interacción entre los miembros del grupo.
- Aumentar los niveles de participación y las conductas cooperativas.
- Favorecer la expresión emocional, tanto de emociones agradables como desagradables.
- Disminuir desórdenes conductuales (aislamiento, agresividad, ansiedad, etc.)
- Fomentar el sentido del humor y una visión más positiva de la vida.
- Potenciar la convivencia entre los participantes y su entorno más cercano a través de la participación en actividades musicales.
B) Musicoterapia como una intervención terapéutica.
En éste tipo de intervención musicoterapéutica, la actividades musicales pueden ser utilizadas para ayudar a las personas mayores a conseguir una recuperación, mantenimiento y/o mejora de algunas de sus funciones. Estudios realizados sobre la eficacia de la musicoterapia demuestran que determinadas actividades musicales pueden lograr la participación de las personas mayores en diferentes actividades musicales, las cuales previamente planificadas y estructuradas por un musicoterapeuta permiten trabajar unos objetivos terapéuticos individualizados.
Mercadal-Brotons, M y Martí, P. (2008), afirman que las intervenciones musicoterapéuticas de carácter terapéutico adquieren una triple función:
- Como intervención de estimulación de las funciones físicas, psíquicas o intelectuales.
- Como intervención de apoyo, de manera directa e indirecta, de las actividades básicas de la vida diaria.
- Como intervención que aporta acompañamiento y soporte a un nivel integral de la persona.
Tal y como expone Clair (1996), para considerar una intervención como terapéutica se debe partir siempre de las necesidades específicas del individuo para tratar de mantener, mejorar o restaurar la condición de una persona. Partiendo de esta premisa, Clair señala que la música puede ser terapéutica para las personas cuando proporciona los siguientes aspectos:
- Una alivio del malestar físico, emocional y social.
- Una ayuda en su capacidad de funcionar y organizarse lo más autónomo posible.
- Un aumento de la sensación de control de la persona sobre su situación y/o su entorno; ya que el tratamiento de musicoterapia se plantea como una intervención libre y voluntaria, y en las sesiones se respeta en todo momento la decisión de la persona a participar o no, y en qué medida, permitiendo realizar elecciones en función de sus preferencias y aumentando así la sensación de control sobre su entorno.